Aunque se pueda pensar, y con fundamento, que no sabe hacer nada, la realidad es que si que hay una cosa que hace de perlas y es aplaudir al jefe.
La cuestión es que Feijóo se ha referido de forma suave y morigerada al brutal asesinato del sacristán en Algeciras y a ella, ¡a ella!, le ha parecido que ha hecho mal y ha arremetido contra él, con la misma estupidez con la que Belarra y otros podemitas han atacado a Mercadona.
El líder del PP debería ser más humilde y preguntar a alguien de su partido que tenga noción de las cosas para que le informe un poco. No debería caer en la trampa de otorgar por sistema un aura de respetabilidad a cualquier cosa que le pongan el nombre de religión. El Islam -esta palabra significa sumisión- está concebido para manipular y dominar a las gentes. No existen el bien y el mal en esta religión, absolutamente incompatible con la democracia, sino la voluntad de Dios. ¿Y quién sabe cuál es la voluntad de Dios? O sea, que en realidad es la voluntad de los que mandan.
Resulta además que el asesino era un okupa, y esto es responsabilidad directa del gobierno, porque se trata de algo que no se debe consentir. Cualquier persona que se instalara ilegalmente en una propiedad debería poder ser sacada del sitio de inmediato, y si hubiera causado algún daño lo debería pagar. Así que Pilar Alegría se ha columpiado, como no podía ser de otro modo en ella, de modo clamoroso y a varias bandas.
Aparte de que está muy feo en alguien del gobierno, por mucho que le aplaudan los panfletos, ese afán de criticar por criticar, sin ninguna intención constructiva. Se trata de un asesinato cometido por un extranjero en situación irregular, por lo que este asunto no debería ser motivo de controversia entre los partidos políticos.
Esos libros míos
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