viernes, 6 de enero de 2023

El extraño caso de la rubia de bote

 

Antes era morena y exhibía un perfil duro. Parecía estar a punto de coger la escopeta y echarse al monte, con la guerrilla que no hay.

En vista de que esa imagen que proyectaba no le daba para comer se sometió a una operación de reciclaje completo.

No sólo cambió su fisonomía al volverse rubia y vestir un modelito de moda para cada ocasión, sino que también lo hizo parcialmente por dentro, porque ahora aquel gesto duro y amenazante intenta ser dulce. Sonríe continuamente y habla con lentitud, silabeando, para que la entiendan los tontos, que, sin duda, son todos los que asisten a sus actos. Todos y todas. Nada de lo que dice se sostiene. Miente sin rubor, y seduce con la sonrisa de cartón piedra. Pero sólo a quienes se dejan.

Gasta mucho dinero público en su promoción personal y toda esa dulzura impostada desaparece cuando debate con alguien de derechas, porque entonces se convierte en faltona y despectiva. Las mentiras en estos casos no van camufladas tras el gesto amable y sonriente.

Sin embargo, está muy bien valorada por los ciudadanos, y esto quizá no tenga sólo que ver con la operación de mercadotecnia citada, sino también con el apoyo mediático de los panfletos sectarios, y quizá también porque sus simpatizantes refugian en ella sus simpatías en vista que les difícil hacerlo en las demás políticas de extrema izquierda.

Iglesias, que fue quien la eligió para el elevado cargo que ocupa, en el que su fracaso (de ella) es patente, sufre un ataque de celos, porque pensaba que le obedecería en todo y se ha decantado por Sánchez. Y ahí está él, llamándola al orden y amenazándola.

Pero a ella le parece mejor negocio someterse al otro, que la está ayudando en sus maniobras de promoción, para quitarse de en medio a los podemitas.

Iglesias, mientras tanto, pronostica el adelanto electoral, lo que da a pensar que cree que Chimo Puig va a caer pronto, lo que provocaría una cascada de reacciones, o se cree más listo que los demás, porque todos piensan que Sánchez apurará la presidencia hasta el último segundo.

Esos libros míos

 

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