Dentro de la incompetencia generalizada entre los miembros del gobierno, hay ministras que destacan en el terreno de la asnalidad.
Vuelve Sánchez de hacerse publicidad a costa de Zelenski -que habrá lo posible para contagiarse con su cobardía y su vileza- y una de sus ministras, Belarra, arremete contra él, lo cual debería ser motivo para su destitución inmediata. Pero no, ahí está él tragándose el sapo, porque no tiene más remedio.
Esa torpe que quiere dar lecciones al mundo sobre lo que está bien y lo que está mal, no ha tenido la delicadeza de no dejar en evidencia al chico más guapo del mundo, según Tezanos.
Es que además se ha puesto a filosofar la buena moza, en plan Aristóteles, pero lo suyo es más la cuadratura del círculo, la orgía del disparate. Primero dice que Putin ha invadido Ucrania y tal, pero luego que si el diálogo. O sea, que hay que explicarle a Putin que no ha hecho bien, o rendirse para que acabe la guerra. Pero mandarle armas a Zelenski, no. Y lo dice todo tan seria, sin que asome el rubor a su rostro.
Y habla del feminismo como modo de acabar con la guerra, como si supiera lo que es el feminismo y lo que es la guerra. El feminismo original que ganó las simpatías de todo el mundo, no tiene nada que ver con lo que ella cree que es el feminismo.
Se refiere al aborto como si pudiera ser un derecho, y es normal que una persona sin luces y llena de maldad lo vea así, pero hay otros que sí que tienen masa cerebral en sus cráneos y piensan lo mismo, y esto es grave. Son personas que por la mañana alaban a Gustavo Bueno y por la tarde lo ignoran. Dijo que defender el aborto es como estar a favor de la esclavitud y que habría que denunciar por negligencia a las mujeres que abortan.
Claro que la pobre Belarra esto no lo puede entender.
Esos libros míos
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