Alguien tan buen amigo como para leer las cosas que escribo me pide que me refiera al supermercado al que dice ir Calviño. Pero aquí no cabe más que la mentira. Si no va a ninguno ha mentido y si es cierto que va, cosa harto improbable, es mentira que hayan bajado los precios. Pueden haberlo hecho con respecto a unos días antes, pero nada más. Si lo que antes valía 6 había pasado a valer 10, y después baja a 9,5 es una broma pesada decir que han bajado los precios.
Los supermercados han aumentado la recaudación, pero eso no significa que hayan ganado más, puesto que han subido los costes.
Pero ya que el gobierno se ha metido con Mercadona -lo ha hecho una ministra de dudoso talento, de dudosa preparación, evidente estupidez, pero no ha sido destituida y ni siquiera amonestada; por tanto, lo hecho el gobierno-, me referiré a esta cadena de supermercados, aunque lo más seguro es que me serviría cualquier otra, porque este sector está gestionado de forma muy eficiente.
Digo que se podría hacer el trato de poner al gobierno, el presidente y los ministros y ministras, a gestionar Mercadona en sustitución de su equipo directivo, que a su vez pasaría a gestionar el gobierno.
El resultado, todo el mundo lo sabe. A cualquiera que le pregunten por la calle, azar, sea del PSOE, comunista, nacionalista, o ‘fascista’ por usar la terminología del gobierno, contestará que todo el orden actual que se percibe en cualquier tienda de esta empresa pasaría a ser un caos, y que enseguida tendría que endeudarse gravosamente, para tener que ir a la quiebra poco después.
¿Y qué pasaría en el gobierno dirigido por la cúpula de Mercadona? Pues que bajaría la inflación, funcionaría la sanidad, se reducirían espectacularmente los gastos de la Administración, funcionaría la justicia y paulatinamente volvería a reinar la concordia entre los ciudadanos.
La moraleja es que Mercadona está dirigida por personas solventes y el gobierno está compuesto por gamberros y gamberras.
Esos libros míos
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