Hubo un tiempo en que los bobos callaban con el fin de ocultar su condición, pero aparte de que ya a ninguno le importa eso, este es bobo de baba.
Podría haberse fijado en que los padres de la Constitución no proporcionaron a la sociedad suficientes medios para defenderse de los grandes asesinos. Con eso de que la pena máxima tenía que ser de 30 años de cárcel y estar orientada a la reinserción. Es tan insuficiente que ETA ha cometido un atentado tras otro y quedan muchos por resolver. Tampoco ha podido ser encontrado el cadáver de Marta del Castillo. Y en lugar de hacer unos sencillos cambios en la Constitución, se fundó el Gal, que era poner a los demócratas al mismo nivel de los terroristas.
Saltando sobre otros errores graves, para no hacer demasiado largo el artículo, podemos pasar a la evidencia de que con Sánchez en la presidencia del gobierno no ha habido ni un ministro que sepa hacer la o con un canuto. Y aunque sea verdad que algunos sí que saben, pocos, se han comportado en sus ministerios como si no supieran. Seguramente, porque de no actuar así habrían sido destituidos inmediatamente.
Y dentro de esa impericia general, los de Podemos son realmente catastróficos.
Lo de tener todas las neuronas colocadas cada una en su sitio correcto y funcionando adecuadamente no es muy frecuente, y desde luego que no se da en el caso de este sujeto al que se le ha ocurrido decir que la prueba de que la democracia ha fracasado es que un torero franquista es consejero de Cultura.
Se conoce que cuando no le dan por escrito lo que tiene que decir y le queda la lengua suelta, patina.
Franco murió el 20 de noviembre de 1975. Un actor de teatro puede ser torpe, como se va demostrando, pero un torero no, porque se juega la vida cada vez que se pone delante del toro. Este al que él se refiere, además, es un hombre intelectualmente cultivado. Y de estas cosas tan fáciles de entender los torpes no se dan cuenta.
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