Lo que ha dicho Carlos Mazón, y viene entrecomillado en El Debate, o sea, que es textual, es que tendrá «muchos menos asesores y mucho menos gasto político inservible».
¡Hombre!, piensa tener gasto público inservible. ¿A que con su dinero no hace lo mismo? Que Chimo Puig gastara mucho en ese aspecto no justifica que él también lo haga, aunque en menor medida. El gasto público inservible es una vileza, dicho con todas las letras. La mayor parte de los contribuyentes suda sangre para poder pagar lo que le exige Hacienda. Que luego ese dinero se malgaste debería conllevar duras penas de cárcel.
En los tiempos actuales, en los que el estado del bienestar está gravemente amenazado, por falta de recursos para mantenerlo, de modo que no queda más remedio que ir pensando en suprimir todo aquello que no sea estrictamente necesario y ordenar lo que sí lo sea de modo que no se pierda ni un céntimo, pensar en seguir haciendo gasto político inservible es una ofensa, al menos, a los ciudadanos conscientes, pero también a los que no se enteran, porque no por ello se libran de pagar. O sea, que si un ciudadano se pasa diez días comiendo lo mínimo que necesita para poder llevar a cabo sus actividades, con el fin de conseguir el dinero que necesita para estar en paz con Hacienda y luego llega Mazón y ese dinero y el de otros, se lo entrega a los periodistas para que hablen bien de él, a los sindicatos para que no lo incordien y al chiringuito innecesario para colocar a amiguetes.
Hay que suprimir cuanto antes todo lo innecesario. Todo. La televisión regional, la AVL, el CVC, el CCJ, el síndico de Agravios, etcétera.
Hay que decirlo públicamente y explicarlo para que los contribuyentes se posicionen con conocimiento de causa.
El dinero de los impuestos es sagrado y ha de tener esa consideración y ha de ponerse únicamente al servicio del contribuyente.
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