«Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia que es necesaria que se use aun entre los mesmos ladrones», observó Sancho Panza, pero es que lo de los de Podemos es un nivel moral mucho más bajo, más repulsivo.
Sé que Echenique ha publicado una carta explicando los motivos por los que ha sido vetado, pero no la he leído, ni la pienso leer. Tendría gracia que se quejara de haber sido tratando injustamente, él, al que la justicia jamás le ha importado. Su tarea ha venido consistiendo, o eso es lo que se deduce de sus actividades, en ir vertiendo una vileza tras otra en las redes. No debería quejarse, pues, si hubiera sido tratado vilmente. ¿Qué otra cosa podía esperar de la gente para la que trabaja? Yo me enteraba de las barbaridades que decía porque le contestaba mucha gente y eran esas respuestas que recibía las que las llevaban ante mis ojos.
Afortunadamente, la formación política en cuyo nombre iba emponzoñando, o intentando emponzoñar, la vida social y política, ha desaparecido. Lo ha hecho a manos de otra podemita, que se ha limitado a fundar otro partido igual, pero con un envoltorio diferente. En lugar de decir o proponer las atrocidades con odio y con saña en el gesto, usará una sonrisa falsa y engañosa y un tono en el decir que pretenderá pasar por lo que no es.
La nueva mandamás de la cosa, que si descuella por algo es por su enorme nariz, tan descomunal que invita a recordar a Quevedo, ha clavado muy bien los clavos del ataúd del partido de Echenique y no le ha dado empleo en el nuevo, a pesar que es la misma cosa. Se conoce que no le ha sentado bien. Pero, ¿qué esperaba? Ahí andan todos a navajazos, porque les apetece el dinero de los contribuyentes.
Otra que tal baila, Tania, que también mandó mucho en el partido liquidado, y eso da idea de ella, está contenta. Y lo hace saber.
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