A estas alturas a nadie debería quedarle ninguna duda de que Rajoy cargó la factura de los destrozos perpetrados por Zapatero en las espaldas de los más indefensos. Debería haber suprimido muchos gastos antes de ensañarse con los funcionarios y los pensionistas.
Si he citado a Rajoy es porque muchos temen que Feijóo asuma la misma política, dado que sus antecedentes en Galicia invitan a pensar así. Pero hay otros factores que conviene tener en cuenta. El primero de todos es que la situación que va a recibir, siendo aquella pésima, esta es mucho peor y en todos los órdenes. Se da el caso, además, de que seguramente Zapatero era consciente del daño que estaba causando y se divertía pensando en eso. En cambio, Sánchez no se entera de nada. Está convencido de que lo está haciendo muy bien y que quienes no le votan son ignorantes o malos. Lo único que hace Sánchez es mirarse al espejo y ver en él que es el más guapo, el más listo, el más preparado, el más bueno… Tiene que hacer todo lo que sea para permanecer en el poder y favorecer a los ciudadanos.
Feijóo no va a tener más remedio que hacer cambios profundos. Y aparte de que la situación lo demanda, está Ayuso en su partido. Los españoles la prefieren a ella, quisieran que fuera ella la presidenta. Y eso Feijóo no tiene más remedio que verlo, por lo que no le queda más remedio que intentar estar a la altura. Pero es que, también, los españoles compararán las medidas que tome en el gobierno con las de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Así que en la práctica va a ser como si los presidentes del gobierno fueran dos, Feijóo y Ayuso.
Por otro lado, ella sabe muy bien lo que tiene que decir y cuando. Así que el previsible griterío de la izquierda será acallado por ella, con lo cual esa presión no llegará a afectar a Feijóo.
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