Hay una entrevista con un señor al que dejé de leer hace muchos, pero que goza de mucho prestigio entre la clase intelectual. En el titular que le han puesto a la entrevista he visto algo que me ha llamado la atención.
Pancracio Celdrán Gomariz se quejaba de la RAE ha hecho dejadez de su obligación y acepta palabras que no debería, únicamente porque son usadas. Y en esta entrevista aparecen algunas de esas palabras, élite por elite, ciernes por cierne, que la RAE no debería haber aceptado.
El meollo de la cuestión. Lo tengo contado con más detalle en otros sitios, pero aquí haré un resumen. El Rey entregó el poder a los partidos políticos para que se lo devolvieran a sus legítimos dueños: los ciudadanos. No es lo mismo dar o donar que devolver.
La forma de devolver el poder a los ciudadanos consistía en establecer una separación efectiva e irrevocable entre el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.
No se hizo así, sino que ya desde el momento de la redacción de la Constitución Felipe González maniobró para sentar las bases de lo que luego sería el felipismo sociológico, que según Gabriel Albiac era una fase superior del franquismo. Está en las hemerotecas. Que acertó de lleno lo prueba el hecho de que El País de Polanco le dedicó un furibundo editorial.
A todo este se le pueden añadir condicionantes. Debido a la serie de monarquías absolutas y dictaduras, los españoles están acostumbrados a obedecer y no se han percatado de que les dieron gato por liebre. También cabe añadir el miedo a la libertad, sobre el que se ha escrito tanto, y hasta del ‘Discurso de la servidumbre voluntaria’, pero si los partidos políticos hubieran pensado en el bienestar de los españoles y no en el suyo propio particular todo habría salido mejor. Mucho mejor.
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