jueves, 22 de junio de 2023

Un torero en la corte

 

Los mismos que aceptan sin rechistar el gobierno de mamarrachos y mamarrachas, han montado una escandalera porque en gobierno valenciano habrá un torero.

Si se les hiciesen test de inteligencia y de salud mental a todos y cada uno de los componentes del gobierno Frankenstein, a los socialistas les caería la cara de vergüenza. Me refiero a los votantes, a los que han seguido prestando su apoyo al adefesio gubernamental, incluidas las vacas sagradas que tras ver, en las Autonómicas y Municipales, como los votantes daban patadas a Sánchez en los culos de los candidatos socialistas, han decidido dar la cara. Esos cojones, en Despeñaperros.

La cualidad más importante es el valor y los toreros tienen. Por ahí, Vicente Barrera les gana a todos. Y si hubiera estado presente cuando Sánchez llamó ‘peripatético’ a Feijóo, seguramente se le habría escapado la carcajada que en los senadores ni asomó.

Así explica Andrés Amorós el oficio: «Para ser un gran torero, a eso (el valor) tiene que añadir inteligencia, oficio, personalidad, estética, condiciones físicas, conexión con el público, ambición…».

Se podría elegir un torero cualquiera, uno de los que suelen figurar en los carteles de las grandes plazas, hacerle un test de inteligencia y compararlo con los gubernamentales. Pues seguramente ganaría a casi todos, al presidente, seguro.

Pues si el nivel intelectual de la clase política es el más bajo de todos los tiempos. Hay ministros y ministras que difícilmente harían la ‘o’ con un canuto, cuando hablan no saben lo que dicen y son tan torpes que ven la palabra ‘torero’ y la asocian a la torpeza. Pues ya ven lo que ha dicho alguien más refinado, Andrés Amorós, sobre los toreros.

Si la naturaleza les hubiera agraciado con algo de talento, se habrían informado antes de hablar, habrían acudido a fuentes fiables y habrían buscado noticias sobre el personaje, incluidas entrevistas, para hacerse una idea.

Esos libros míos

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