Una de las señales más claras de que la partida se ha terminado es el contento de Tania. Ella se mueve en esos ámbitos putrefactos de la extrema izquierda y este especialmente era un asunto que le interesa mucho, por lo que tiene que haberlo seguido con atención.
Los propósitos de la peor ministra de Trabajo de todos los tiempos con esa cosa llamada Sumar eran otros, puesto que estaba pensada para recoger los restos del previsible naufragio de Podemos en las municipales y autonómicas con vistas a las elecciones generales de fin de año.
Para que se produjera el citado naufragio ya estaba ella repartiendo, con esa sonrisa falsa, y le respondía con furia Pablo Iglesias, recordándole que le debía el cargo. Como si a unos y a otros les importara mucho la lealtad, la fidelidad, o el juego limpio.
Pero las cosas no han salido como estaban previstas, Sánchez culpa a los palmeros, porque él nunca tiene la culpa de nada, etcétera. Ha adelantado las elecciones, para que su partido no lo pueda cambiar por otro. ¿Es que queda alguien en el PSOE que merezca la pena?
La consecuencia de todo eso, tampoco prevista por Sánchez, es que ha empezado la operación ‘sálvese quien pueda’. En el PSOE sobre todo.
El proyecto ‘Sumar’ no ha podido consolidarse del modo calmado que se pretendía. Podemos aún está vivo y no se le puede dejar de lado por su capacidad destructiva. Si se le cierran las puertas totalmente, puede presentarse a las elecciones con el único fin de dividir el voto de la extrema izquierda y que Sumar no logre ningún escaño. Pero si coloca a Montero en las lista tampoco va a sacar ninguno. Acepta a Belarra como mal menor, aunque sea tan inútil y perversa como Díaz y Montero, para contentar a Podemos. Y este partido lo acepta porque con cualquier otra opción pierde más.
Nauseabundo todo.
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