La virtud de Isabel Díaz Ayuso consiste en hablar claro para que se le entienda todo. Por ejemplo: prefiero pactar con el partido de Ortega Lara que con los que se asocian con los que secuestraron a Ortega Lara. Los demócratas están de acuerdo con eso y se fían de ella.
También es valiente, da la cara y no se esconde. No le importa correr riesgos cuando ha de tomar medidas que favorecen a los ciudadanos, y este es otro motivo para que se fíen de ella.
Si hubiera sido ella la elegida para presidir el partido, en lugar de Feijóo, que es lo que debería haber ocurrido, porque a fin de cuentas la crisis la originó una felonía de la que fue objeto, Sánchez seguramente haría tiempo que habría tenido que dimitir y quizá irse de España. Es tal el fervor que levanta por donde pasa que al otro le habría resultado insoportable asistir a tan formidable éxito, sobre todo teniendo en cuenta que él no puede pisar la calle.
Lo de Feijóo es otra cosa. Los votantes del PP quieren que tome unas medidas que es reacio a tomar. Quizá porque entran en contradicción con lo que ha venido haciendo en Galicia. Como consecuencia de esa falta de confianza en él, muchos votan a Vox, por el motivo de que este partido le obligará a hacer lo que no quiere.
Feijóo busca la manera de impedir que Vox le condicione, pero eso lo conseguiría si en lugar de querer engañar al electorado actuase en consecuencia, o sea adaptándose a los deseos de quien paga, que es el contribuyente o dimitiendo. Estas son las dos posibilidades que ofrece la democracia.
La situación que va a heredar de Sánchez no es nada fácil. Y, además de los desastres que va tener que arreglar, tendrá un camino sembrado de trampas, para que no lo pueda hacer. Así que más le vale armarse de coraje y de decisión, porque de lo contrario no va a conseguir sus propósitos.
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