viernes, 4 de octubre de 2019

Regalarán jamón a Sánchez

Y todo porque en Zafra Pedro Sánchez dijo que el presidente chino, en su visita a Madrid, había comido jamón serrano extremeño.
A saber lo que comió Xi Jinping. Conociendo la naturaleza de las relaciones de Sánchez con la verdad, o sea, distantes y desconfiadas, hay que pensar que, como siempre, dijo lo primero que se le pasó por la cabeza, con la ‘encomiable’ intención de quedar bien con los asistentes al acto. Además, ¿cómo iba a saber él lo que comió el presidente de China si se pasa el tiempo mirándose al espejo o absorto en su propia ‘grandeza’?
Anasagasti se pasa la vida peinándose, y se entiende, porque con esa pelambrera no puede hacer otra cosa, pero es difícil imaginarse a Sánchez peinándose. A ese lo han de peinar, afeitar, acicalar, y todo el tiempo poniéndole espejos por aquí y por allá, para que vea cómo queda.
Asaja le quiere mandar jamón, para que aprenda a distinguirlo, pero no debería hacerlo, porque no es probable que lo pruebe siquiera. Y si le diera por hacerlo, no entendería los motivos por los que se le ha enviado. Pensaría, con toda probabilidad, que lo habían hecho debido a la admiración que sienten por él. Pero quienes piensen que ese jamón se lo regalará a la servidumbre, seguramente, aciertan.
Lo que no puede imaginarse él es que alguien le llame la atención por alguna cosa. Quienes lo hacen son fachas y él es la izquierda. Él es la izquierda. Y sus admiradores también son la izquierda. Entre ellos está su esposa, claro. No es un calzonazos, como insinúan las malas lenguas. Es que quiere rendirla, a su mujer; ponerla a sus pies, con esa magnificencia suya, que buenos dineros les cuesta a los contribuyentes españoles. Begoña, está contenta, muy contenta. Y pasa por alto todos los desaires que le hace su amor. 


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