martes, 8 de octubre de 2019

Un Rufián que hace honor a su apellido

Es un tipo al que los contribuyentes le pagamos un sueldo considerable, sobre todo si se tiene en cuenta su escasa preparación y lo poco que puede esperar de él cualquier ciudadano que se precie. Pagar impuestos para que se los lleve un sujeto como este es peor que echar el agua al mar.
Ha lanzado este tuit https://twitter.com/gabrielrufian/status/1180740738105184257, que da idea de su catadura moral. No desmiente nada de lo que dice el reportaje, sino que se limita a señalar a la periodista y, además, la acusa sin pruebas ni base alguna de escribir al dictado. Esto debería tener repercusiones.
Rufián es un tipo que compadrea con etarras, sus fotos con Otegui son fáciles de encontrar, y está en un partido que acogió a terroristas en su seno. Esto también define a sus votantes. Quien es capaz de votar a esta gente, también lo es de cualquier otra cosa. De hecho, se va viendo, día a día, en Cataluña de hasta donde son capaces de llegar. Pero, eso sí, exigen la impunidad.
Bastó ese tuit, tan repleto de vileza, para que una horda de seguidores del tal Rufián (hace falta tener muy poca vergüenza para ser seguidor de este sujeto), acosara a la periodista por haber hecho su trabajo, esto es, informar a sus lectores. Primero se entera de lo que ocurre y luego lo cuenta. Si hubiera dicho alguna mentira, se le podría reprochar lo dicho. Pero no, es todo verdad. Prefiere este diputado que no se gana lo que cobra que la periodista mienta o calle lo que sabe; en resumidas cuentas, que sea una mala periodista.
Es lo que pretenden todos los totalitarios. Que solo se cuente al público lo que ellos quieren y como ellos quieren.
Tengo escrito que quienes practican cualquier tipo de acoso, moralmente son asesinos.

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