Solo sabemos que se llama Paula, aunque
como habló a cara descubierta serán bastantes los que tengan más
datos de ella. Hubo algo en la entrevista que le hicieron que debería
sonrojar a más de dos y más de cuatro.
Le
preguntaron si no tenía miedo. Pero
no miedo por alguna de las cosas que habitualmente atemorizan a los
seres humanos, a enfermar, a tener un accidente, a sufrir un percance
por sufrir riesgos innecesarios. El miedo era
por
hablar como
lo estaba haciendo, a decir las cosas que decía. Y ocurre que
estamos en una democracia y lo que estaba diciendo ella era de cajón.
Puro sentido común, pura verdad de la buena.
¿No le da vergüenza al señor
presidente del gobierno, que tan pagado está de sí mismo, que
alguien pueda sentir miedo por ejercer sus derechos democráticos?
No dijo ella que tuviera miedo, sino que
fue la pregunta del periodista que estaba cubriendo la noticia. Era
consciente de que ante la situación que estaba viendo lo normal es
tener miedo. ¿Cómo es que el gobierno del Señor Sánchez no sabe
proteger a los ciudadanos que le pagan el sueldo? Dicen que el Señor
Marlasca, que es el ministro del ramo, se lo estaba pasando bien
mientras. La casa por barrer y el tío disfrutando.
¿Cómo es que el representante del
Estado en Cataluña, el señor Torra, permite que una ciudadana, de
cuyos impuestos se nutre, pueda sentir miedo por contar con
naturalidad lo que está pasando?
Se nos ha dicho, por otra parte, que
todos los asegurados españoles vamos a pagar las destrozas habidas
en Cataluña. ¿Por qué los asegurados? ¿Por qué no las pagan el
señor Torra, el señor Aragonés, y todos los demás responsables de
lo que está ocurriendo? Unos por alentarlo y otros por permitirlo.
Si después de ver y escuchar a Paula no
tienen vergüenza ya no la tienen por nada.
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