Aunque sus actividades profesionales se
desarrollen dentro del ámbito de la justicia, no da muestras de que
ésta le importe mucho, ni que tampoco el respeto al prójimo esté
en el ámbito de su interés.
Todo indica que su intención, como la de
muchos progres, consiste en satisfacer sus apetencias mundanas.
Puesto que les gusta aparentar que tienen conciencia, se apuntan a la
izquierda y con eso se dan por satisfechas. Puesto que están en la
izquierda, son buenas personas, parecen pensar.
El caso es que esta ministra Dolores un
día dijo que Marlasca es maricón. Si llega a ser de derechas,
habría tenido que dimitir inmediatamente, sin que esta dimisión
sirviera para evitar el linchamiento al que habría sido sometida.
Pero es del PSOE. Por su parte, Marlasca, el maricón según ella,
hizo su carrera combatiendo a ETA, pero luego se vio que es un trepa,
y que si hizo eso fue porque le convenía para hacer méritos. Si
después de haber combatido al terrorismo acepta formar parte de un
gobierno apoyado por Bildu, demuestra que su intención no era servir
a la sociedad, sino escalar peldaños. Luego se ha comportado de
manera fea con Ciudadanos y con eso queda claro que es, más o menos,
como Dolores, la que dijo que es maricón.
Esta
ministra nuevamente dio muestras de su nulo interés por la justicia
cuando escribió a su homólogo de Italia, Alfonso Bonafede, para
influir a favor de Juana Rivas, esa señora poco proclive
a respetar la ley, lo
cual lleva a cabo aleccionada
y empujada a ello por asociaciones y grupos de no grandes
convicciones democráticas, sino todo lo contrario. Pero
quien va a la cárcel es Juana Rivas, no quienes la han empujado a
desobedecer la ley. El
papel de la ministra Dolores en este caso tampoco es muy airoso. Ni
el de los españoles, que la tenemos como ministra.
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