El presidente italiano es un señor que podrá estar más o menos acertado, aunque lo habitual en él es que acierte, pero tiene como finalidad procurar el bienestar a sus conciudadanos. Está muy preparado para el cargo que ocupa, como vino demostrando en los anteriores que se le encomendaron. Cabe vaticinar una palpable mejoría de la situación en Italia.
Al presidente de España el bienestar o el malestar de sus conciudadanos le importa un comino o menos. Su único interés estriba en seguir siendo presidente y para conseguirlo es capaz de hacer cualquier cosa, dejar que YoliParo se le suba a las barbas y tome medidas destinadas a aumentar el paro, convertir a Nadia en nadie -y ella lo soporta-, hundir a Marlasca en el descrédito -y él lo soporta-, para que los terroristas lo sigan apoyando, etcétera. Con tal de seguir ocupando la poltrona que ambicionada, es capaz de cualquier cosa. Si nos ponemos a imaginar las barbaridades que sería capaz de hacer, la entrada en un submundo grotesco y canalla sería inevitable. Así que dejémoslo en que sería capaz de todo.
En el otro campo, el de la preparación, si Draghi tiene sobradamente demostrada su competencia, Sánchez también le lleva la contraria: es absolutamente incompetente. No hay nada, de lo que se hace a la luz pública, que haga bien. Por más que ciertos medios, desvergonzados y obscenos, pero con gente preparada en sus filas, trate de disimularlo, hasta aplaudiéndose a sí mismo hace el ridículo.
En otros tiempos hubo socialistas capaces de protestar, pero ahora se les ve a todos sometidos y ofreciendo las posaderas a este tipo que no sólo amenaza con destruir a España, sino también a lo que les importa a ellos: el PSOE.
En el PSOE hubo gente preparada, y la debe de seguir habiendo. También hay gente muy preparada en el PP echada a perder por lo mismo, por su necesidad de hacer la pelota.
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