domingo, 10 de octubre de 2021

Irene condena el fascismo

 

La cuestión en este caso consiste en saber qué es lo que considera fascismo. Y entonces surge la jocosidad, porque es, ni más ni menos, lo que ella diga.

El asunto surgió cuando un reportero, con actitud humilde y respetuosa, le preguntó si condenaba la brutal agresión sexual que sufrió una joven por llevar una camiseta de Vox. Se conoce que no la considera mujer, sino fascista, por llevar esa prenda, a pesar de que este partido jamás ha manifestado el deseo o la intención de incumplir ley alguna. Pero esta mujer piensa que el hecho de ser ministra le confiere la potestad de catalogar a los demás a su antojo.

Para la ministra, la víctima de la salvaje agresión tiene menos derechos que un perro, porque si lo mismo que sufrió se lo hubieran hecho a un can los mozos de escuadra y cartabón (habría que disolver este cuerpo) y la misma ministra habrían puesto el grito en el cielo, aunque también cabe la posibilidad de que se le ocurra que hay perros fascistas. De ella cabe esperar cualquier imbecilidad.

Le contestó al educado reportero con arrogancia, como si hubiera obtenido el cargo de ministra por sus méritos, como si estuviera en disposición de comerse al mundo con su arte, como Lola Flores, o por sus conocimientos, como Cayetana.

Sonado fue aquel vídeo suyo en el que queriendo presumir mostró su necedad. Aparecía en él, junto con otras dos señoras a las que también pagamos un elevado sueldo, muy superior a sus capacidades, muy complacientes con ella, y en el que se muestra como una chabacana total. No se puede ser más chabacana.

Hay otra foto en la que sale este gobierno cuyo número de ministros parece infinito, y ninguno de todos sabe guardar las formas. Hay que ser muy benévolo para salvar a dos o tres. Pero es que a continuación hay un vídeo en el que todos se sientan a una mesa de colosales dimensiones y aparece ella desperezándose, como si estuviera en su alcoba.

El Felón pagará muy caro haber nombrado ministra a esta.


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