lunes, 11 de octubre de 2021

Jesús Cacho se equivoca en la interpretación

 

Me refiero al artículo en el que narra las tropelías de Juan Carlos I, bien conocidas por la mayor parte de la población y que los políticos y los periodistas trataban de ocultar. Se le intentó proteger de todas las maneras posibles, en la Constitución y en los medios, prueba de que quienes lo hacían no tenían sus convicciones democráticas. Eran como esos de ahora que siempre tienen la palabra democracia en la boca y se comportan como dictadores intransigentes.

Si de verdad hubieran sido demócratas habrían sabido que este sistema requiere gente adulta para su desarrollo y si ellos consideraban que quien iba a ser el Jefe del Estado no era adulto, ese era un mal principio. Si la prensa hubiera informado de todo habría sido un freno para esas fechorías, que en estas condiciones no habrían podido ser tantas.

Dice Jesús Cacho que puesto que el Rey robaba lo hacían todos. Y esto se debe ver de otro modo: puesto que todos robaban, también lo hacía el Rey. Juan Carlos I, en su condición de auténtico ministro de Exteriores, ha prestado grandes servicios a España, no sólo aquel de «¿Por qué no te callas?». Hay otros que sin haber hecho nada positivo por España han visto considerablemente aumentados sus patrimonios tras su paso por la política, y no están ni siquiera imputados, ni se cierne el descrédito sobre ellos. De modo que no me parece adecuada la cacería contra el anterior rey.

Aquéllos que supuestamente querían proteger a Juan Carlos I, en realidad, querían protegerse a sí mismos. No les interesaba lo que entonces se llamaba ‘luz y taquígrafos’. Corriendo un tupido velo sobre las actividades del entonces Rey se tapaban a sí mismos. La engañifa ha funcionado convenientemente y ahora se está descuartizando a una persona mientras otros comen calamares a la romana y beben cerveza. Aunque quizá debería haber dicho «ostras y Dom Pérignon».


No hay comentarios: