Lo que propone la titular de ese ministerio que no debería existir denota maldad e ignorancia. Maldad porque elaborar listas negras es un acto malvado, propio de regímenes comunistas; ignorancia, por no saber esto, pero, sobre todo, por considerar que el aborto banal y que tiene derecho a obligar a los médicos a actuar en contra de su propia conciencia. Ellos, cuando eligieron esa carrera lo hicieron bajo ciertos presupuestos.
Quien nombró ministra a esta señora debería sentir vergüenza. Debería. Y quienes forman parte del gobierno con ella también. Pero ya sabemos que ha aumentado considerablemente el número de quienes consideran a la vergüenza como un estorbo y no como una virtud.
Natalia Ginzburg, comunista, decía que para abordar el debate hay que comenzar diciendo verdad, y a continuación que abortar es matar. Era comunista, pero inteligente. La primera de las dos cosas le permitía luego posicionarse a favor del aborto. Pero creo que con esto ha quedado claro que el asunto no es baladí. No todos los médicos son comunistas y sus estudios, indudablemente, les han tenido que llevar al convencimiento de que abortar es matar. Si una notable ensayista supo verlo, con más motivo debe llegar a la misma conclusión un médico. Luego, a unos les importará más y a otros menos, pero la objeción de conciencia es muy razonable.
Para Julián Marías, cuya inteligencia era desmesuradamente mayor que la de Irene Montero, la aceptación social del aborto fue la mayor desgracia del siglo XX, en el que hubo dos guerras mundiales. Si hubiera vergüenza en el gobierno…
Miguel Delibes: «el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio»
«Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia»
Gustavo Bueno: «Defender el aborto es como defender la esclavitud».
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