Fue el exjuez Garzón, apartado de la carrera judicial por prevaricar, el que mostró el camino. Vio la posibilidad de obtener fama y renombre mundial, porque a lo largo de su vida no ha mostrado ningún amor a la justicia, a costa de Pinochet. En Chile había una dictadura sangrienta, pero no era la única dictadura ni la más sangrienta del mundo, puesto que las comunistas lo eran, y lo son, mucho. Se daba la circunstancia, además, de que la economía de Chile había mejorado con Pinochet, mientras en las comunistas la miseria es galopante.
Es decir, Garzón se atrevió con Pinochet, pero no con otros. Muy valiente no demostró ser. El motivo por el que fue condenado por prevaricar lo define claramente.
Y ahora viene la jueza argentina a dar un paso más en el terreno de lo ignominioso. España no es una dictadura, sino una democracia, con lo cual iniciativas como la suya son improcedentes. Supongo que alguien, en nombre del gobierno español, o de los jueces españoles, debería hacer una protesta formal, que incluyera el ruego final de que esta señora se vaya a pastar. No merece otra cosa.
En España hubo una amnistía reclamada por la izquierda y defendida por comunistas, un criminal, entre otros, como Santiago Carrillo tiene calles dedicadas, por lo que la iniciativa de esa jueza merece el calificativo de torpe y malvada. En la misma Argentina tiene casos que investigar. El kirchnerismo ha hecho mucho mal y lo sigue haciendo. Es un movimiento totalitario, puesto que no tolera la discrepancia, nefasto, ya que está arruinando al país, y desvergonzado. Hay muertes por investigar.
Pero es que en su mismo continente hay dictaduras sangrientas, muy sangrientas y muy nefastas. América del Sur se está hundiendo en la miseria por culpa de la ideología comunista. Lo de esta jueza es rencor y ganas de notoriedad. Pero si no tiene luces...
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