Hay que tener en cuenta que el encargo que le hizo Sánchez se las traía y que los socios de éste son de la piel de Satanás. No se atrevió a negarse a cumplir el encargo. Ninguno de los subordinados del presidente del gobierno ‘más feminista’ y ‘democrático’ de todos los tiempos se atreve a decirle que no. Bolaños quiso quedar bien con el jefe, e hizo el ridículo, como no podía ser de otro modo.
Pero si no es tonto del todo Bolaños, tampoco es tan listo, porque si lo fuera no habría aceptado ser ministro de Sánchez. Haber sido ministro de éste o de Zapatero es una mancha en el historial. Los gobiernos que han llevado a España a la ruina y han sumido en la pobreza a decenas de miles de personas.
Sánchez hunde a los que señala con su dedo y les da un cargo. Es mejor esconderse cuando se le ve cara de estar inventando un ministerio nuevo, o con ganas de relevar al titular de otro.
El Astronauta era admirado por la mayoría de los españoles y ahora, tras haber sido ministro, o más aún cuando lo era, ya sabemos que no es oro todo lo que reluce, que sufre de obsecuencia y que se afana por justificar lo injustificable. Otro que también era muy querido y respetado, Marlasca, ha quedado convertido en piltrafa, totalmente chamuscado y perdido su prestigio. Un juguete roto. Robles, que de vez en cuando deja caer gotas de calidad, queda desmerecida por pertenecer a este gobierno y tragar lo que traga. Un simple ápice de dignidad que tuviera la obligaría a dimitir. No lo hace y todas las apuestas a que saldrá del gobierno de forma peor. El Sánchez por cuya causa sacrifica su honra le dará una patada en el culo.
Quedará por ver si todos estos ministros tan obedientes siguen teniendo la misma devoción por Sánchez cuando éste tenga que salir de la Moncloa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario