jueves, 12 de mayo de 2022

Calviño se negó a posar

 

Margaret Thatcher posaba rodeada de hombres, pero es que la que mandaba era ella. Isabel Díaz Ayuso no dudó en defenderse cuando sus superiores jerárquicos en el partido intentaron amedrentarla.

Robles, Calviño y todos los ministros de este gobierno que se dice el más feminista de todos los tiempos, obedecen sin rechistar y aplauden las vilezas de su jefe.

La crueldad es propia de gente que no ha logrado el equilibrio interior, sino que está dominada por el resentimiento, la envidia y otros vicios.

Calviño asentía con obsecuencia, mientras Díaz se reía ostensiblemente ante intento de Sánchez de ser cruel con Bal. La respuesta para el villano que envidia en el abogado del Estado que no necesite plagiar, está una frase que han usado varios autores: todo necio confunde valor y precio.

La izquierda ha venido alardeando de superioridad moral e incluso intelectual durante todo el periodo democrático, sin que se le presentase batalla en estos campos. A partir de este gobierno ya no podrá hacerlo más. Hay cientos de miles de poemas, muchos de ellos bellísimos, pero una ministra que ha querido dárselas de culta ha ido a escoger para leerlo en el Parlamento uno de los más ridículos, feos y faltos de sentido.

Otra ministra que, por comunista, jamás dirá una verdad, miente cuando afirma que está creando empleo, puesto que lo destruye a toda velocidad en el sector privado y lo aumenta desmesuradamente en el público, lo cual significa la ruina a corto plazo de la nación, que es lo que sin duda pretende.

Calviño y Robles eran las coartadas del tunante que gobierna, del Doctor (ah, qué cruel resulta llamarle Doctor, ¿verdad?), con las que pretendía hacer creer a la UE y a los españoles decentes que es un chico formal, pero esa ficción ya hace tiempo que no se puede mantener. Ya ha quedado claro cuál es el requisito por el que han seleccionados todos. La obediencia ciega.


No hay comentarios: