Arzalluz tuvo un cerebro diabólico. Lo invitó Aznar a comer. Ha contado Alfonso Ussía algunas veces que luego invitó a unos pocos periodistas para pedirles que no se metieran con Arzalluz, porque se lo había metido en el bolsillo. ¡Menudo patán el Aznar!
La banda terrorista tuvo que ser fundada por alguien muy inteligente, que luego sería su jefe en la sombra. Porque si lo hubiera hecho alguno tan torpe como Otegui, que son todos o casi todos los terroristas no habría podido durar tanto.
Escribió un artículo Fernando Savater sobre los curas vascos que sólo querían salvar el pellejo. ¡Pobres de los que se confesaran con ellos! Aunque allí la inocencia era imposible.
El asesinato de Miguel Ángel Blanco estuvo minuciosamente planificado para que el final no pudiera ser otro. Se plantearon las cosas de modo que el gobierno no pudiera ceder. Fueron tres días de angustia con el desenlace sabido. Un clamor en las calles. Arzalluz se descolgó con la frase cínica. Hoy todo el mundo se manifiesta contra la ETA, pero mañana las cosas volverán a ser como antes.
No volvieron a ser las cosas como antes, sino mucho peor. Si antes los vascos tenían miedo, luego tuvieron pánico. Esos tres días angustiosos les resultaron insoportables. Eso de tener que mirar debajo del coche antes de subirse a él. Eso de tener que ir cada día por un camino distinto. El saber que muchos con tal de salvar el pellejo se convertían en chivatos. Así que el único modo de vivir tranquilo era convertirse a alguno de los nacionalismos. Ahora se trata de lavar la mala conciencia blanqueando a la ETA.
El PNV es un partido que tiene los pies en el suelo. Sabe que no le conviene la secesión, sino que lo suyo es extorsionar al Estado. Pero le ha salido el tiro por la culata, porque Bildu, con la ayuda de los socialistas lo va a desplazar del poder. Éstos, mucho menos preparados que los del PNV, llevarán al País Vasco a la ruina.
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