Cuando Aznar se alineó, de modo simbólico, con Bush, España salió ganando. Cuando Zapatero, por motivos electoralistas, dio la espalda a Estados Unidos, salió perdiendo España. Hay que recordar que antes de que España retirara las tropas de Irak de forma vil, Zapatero se había quedado sentado al paso de la bandera de Estados Unidos. Nadie se dio cuenta, pero entonces él llamó a la prensa para hacerlo constar y entonces ya salió la noticia en los medios.
Actualmente, se arrastra para conseguir una sonrisa, una mirada cómplice de Biden, pero no lo puede conseguir porque los ministros de Exteriores que nombra no valen para nada, y porque Estados Unidos no se puede fiar de España, prefiere a Marruecos. El gobierno español es catastrófico. Aparte de la incompetencia manifiesta de todos y cada uno de sus componentes, algunos de ellos son comunistas y está apoyado por gente de mal vivir.
Desde que Sánchez asumió la presidencia, España está en grave crisis y en ningún momento Sánchez se ha planteado la posibilidad de recurrir a la ayuda del PP. Da la impresión de que buena parte de los dirigentes de este partido y de sus votantes tienen en el ADN el estigma de un odio cerril al PP, lo cual no es nada democrático.
Al preferir el apoyo de Bildu al del PP ha vuelto a perjudicar a los españoles, porque todos los países civilizados han de mirar necesariamente con recelo a España.
Todos los esfuerzos que hace Sánchez para acercarse a Biden, entrega miserable del Sáhara incluida, han sido echados por tierra al permitir que la peor gentuza acceda a la comisión de secretos oficiales, lo cual supondrá el aislamiento de España en cualquier reunión o debate de importancia en el seno de algunos organismos internacionales.
En sus inicios como presidente, Sánchez pudo pensar en dar un golpe de Estado para instaurar una dictadura, pero actualmente ya no podría, puesto que los españoles ya le han vuelto la espalda. Al sitio que va, lo abuchean.
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