sábado, 28 de mayo de 2022

El final político de Irene Montero puede ser áspero

 

En democracia no puede haber impunidad. Ésta se da en dictaduras, como las de Cuba o Venezuela. En democracia, en cambio, rige el imperio de la ley.

Sin embargo, el gobierno español parece instalado mentalmente en aquellos países caribeños. De hecho, la ministra Calviño, que finge ser formalita y seria, se sorprende de que los jueces no se plieguen a los caprichos de su señorito Sánchez, al que, el personal le ha encontrado el modo de saber cuando miente: siempre.

En este sentido, en el acabar con la sensación de impunidad con la actúa cierta clase de políticos, hay que aplaudir la iniciativa de demandar a Montero y Rodríguez Pam, demanda que quizá se amplíe a más personas. Se ha abierto una colecta, por el motivo indicado aquí: «Todo el dinero se va a depositar ante notario y va a ir destinado íntegramente al pago de las costas del juicio, añade la abogada. Al tratarse de una demanda civil, cuanto mayor sea el dinero reclamado como indemnización a Montero y Rodríguez Pam por la vulneración a su derecho al honor, mayores serían las costas del juicio que Rafael Marcos tendría que afrontar», y el número de cuenta es el siguiente: ES59 0073 0100 5605 0638 7896. Su titular es la Asociación Nacional de Ayuda a las Víctimas de Violencia Doméstica (Anavid).

El equipo jurídico actuará gratuitamente.

En The Objetive, medio en el que es columnista una de las abogadas del citado equipo jurídico, también va un largo artículo de Lucía Etxebarría (me gusta más Echebarría, puesto que nació en Valencia), en el que les canta las cuarenta y alguna más a esa pareja nefasta, compuesta por Montero e Iglesias. Merece la pena leerlo, a pesar de su extensión, para calibrar lo dañinas que pueden llegar a ser algunas personas. La Etxebarría, como ella se presenta, es inteligente y capaz de batir en batalla dialéctica a todos los podemitas juntos.

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