domingo, 2 de abril de 2023

La Comunidad Autónoma más endeudada

 

No es extraño que la Valenciana sea la más endeudada, puesto que derrocha el dinero en el empeño de imponer el catalanismo en donde puede y fomentarlo en los casos en que no puede ir más allá.

Para disimular esto, se quejan los responsables de infrafinanciación, pero es evidente, por lo que vienen haciendo desde que tomaron el mando en la Comunidad, que si recibieran más dinero lo emplearían en lo mismo.

Fabra tuvo que sustituir a Camps, otro derrochador, no en la difusión del engendro de Pompeyo Fabra, aunque también lo facilitó, y al encontrarse con las arcas vacías decidió cerrar la televisión valenciana porque, según sus propias palabras, prefería dedicar el dinero que costaba a la sanidad.

Pero lo primero que hizo el catalanista Chimo Puig al llegar fue volver a abrir la televisión con la única finalidad de los valencianos se familiaricen con la cosa esa venida del nordeste. Pero en los sitios en que puede imponerla, lo hace.

Con ello demuestra que sus convicciones democráticas son inexistentes puesto que niega a los ciudadanos el derecho a tomar sus propias decisiones, en un asunto crucial en la vida, además.

También hace visible su desconocimiento de la dinámica de las lenguas. No hay modo de imponer ninguna, porque la gente siempre acaba eligiendo la que más le conviene. Tratar de proteger una lengua no detiene el retroceso cuando se da. E imponerla la convierte en odiosa. Confundir a la gente con ideas vanas y sin fundamento puede funcionar durante un tiempo, pero las modas pasan y lo que queda es lo real.

Hay una cuestión todos los demócratas comprenden rápidamente. El problema es que hay muy pocos demócratas, personas que tratan al prójimo con educación y le permiten tener sus propias ideas. Un demócrata sabe que es lícito moralmente incentivar el cultivo de una lengua minoritaria, o cualquier otra afición que redunde en beneficio de la sociedad, pero sin imposiciones ni exageraciones.

Esos libros míos

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