Una sociedad que da por bueno un editorial conjunto es una sociedad condenada al fracaso. Ha pasado bastante tiempo desde que ocurrió, pero todo sigue igual o peor, salvo que el fracaso ya es patente.
Aceptar marcos mentales es consentir que le tomen a uno el pelo. Y lo que hacen los políticos sinvergüenzas es imponer marcos mentales. Y hay otros políticos que no sinvergüenzas, pero sí timoratos, que aceptan los marcos mentales por temor a ser agredidos verbalmente, acosados o marginados. Pues que sepan que aceptar un marco mental es el camino de la derrota.
Ahora hay que fijarse en que el presidente de Cataluña es un mamarracho. Eso no es un insulto, puesto que este sujeto viene ofendiendo continuamente al Rey y ultrajando a la bandera de España cada vez que se le presenta la ocasión, sin darse cuenta, en su estupidez, que quien queda en evidencia es él, puesto que forma parte del Estado y cobra su sueldo todos los meses y no consta que haya renunciado ni a un solo céntimo.
La alcaldesa de Barcelona, por citar solo a una persona más de entre las sinvergüenzas, es Colau. Este apellido, referido a esta persona, ya es un calificativo suficientemente negativo.
Ninguno de los dos Colau y Aragonés, pueden sostener en un debate serio sus discursos. Se aprovechan, eso sí, de que el gobierno de España no está presidido por un señor, sino por un tipo que pasará a la historia.
El caso es que los partidos catalanistas, entre los que está el PSC, en cuyas filas no ha habido jamás ni un solo demócrata, acusan a Vox de lo que ellos son, en el colmo del cinismo, y sirviéndose de unos marcos mentales tan estrafalarios que, sin duda, avergüenzan a los catalanes, ya que no a los catalanistas. Con lo cual han demostrado que le tienen pánico a Vox, seguramente porque este partido ha devuelto la esperanza a bastantes catalanes.
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