jueves, 6 de abril de 2023

Todo es Ana Obregón

 

Me callaré mi opinión sobre lo que ha hecho esta señora, dado que, particularmente y como a todos, me afecta más lo que haga cualquiera de los tropecientos mil políticos censados y sus adherencias.

Mientras se por buenos, o por inevitables, los desmanes del gobierno, que lo van a dejar imposible para el que venga detrás, se miden con regla milimétrica todos los pasos de Ana Obregón y, por si no fuera bastante con esta cortina de humo, ese panfleto con ínfulas que es Lo País, ha inventado un nuevo foco de atención en la figura de los ladrones que fueron crucificados con Cristo. ¡Qué vergüenza para los que escriben en ese medio! No tiene en cuenta la dirección de Lo País que ese hecho que narran los Evangelios no está demostrado que sucediera, aunque es posible que sí. De lo que se trata es de mostrar un camino que no se tiene en cuenta, el del sacrificio por los demás, el de creer en la vida eterna, etcétera.

Y mientras tanto se olvidan los desprecios a los ciudadanos de la mayoría de los intervinientes en la moción de censura, que la aprovecharon para sus cosas particulares, especialmente esa señora a la que el presidente del gobierno ha convencido para que traicione a sus compañeros de partido, y en lugar de responder a Tamames dio un mitin en el que presentó su candidatura y durante el cual, en su ignorancia supina, habló de un país que reclame la felicidad como derecho. Si el presidente del gobierno fuera una persona cabal la habría destituido de su cargo al instante, porque o es idiota ella, que parece la opción más factible, o toma por idiotas a los votantes. Lejos de eso, Sánchez, cuya inteligencia quizá no le dé para enterarse de la barbaridad, la apoya ufano e insta a Iglesias a rendirse. Deseo que encajen todas las piezas del puzzle entre Sumar y Podemos, ha dicho.

Esos libros míos


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