El comunicado del presidente francés tras la reunión con Xi Jinping se ajusta exactamente a la postura de los países democráticos sobre esta cuestión, salvo que prudentemente no cita a Putin, que es el responsable de la agresión rusa a Ucrania, y sobre el que pesa una orden de detención de la Corte Penal Internacional.
Quizá sirva para entender el viaje de Macron el hecho de que los candidatos del Partido Republicano han dado a conocer su intención de que Estados Unidos abandone esa guerra, con lo cual las naciones europeas tendrían que defender sus fronteras de las ansias imperialistas de Putin por sus propios medios.
Se entiende, pues, que lejos de la arrogancia con que se presentó Sánchez, con su séquito de periodistas, para hacerse la foto y presumir, Macron, en un tono más humilde, ha ido a pedir ayuda.
De hecho, el gobierno chino ha dicho que Macron es el primer líder occidental importante que visita China tras la reelección de Xi Jinping. Total, que todo el dinero que gastó Sánchez en su viaje de autopropaganda a China no ha servido para nada. A España no le ha reportado ningún beneficio y sí el ridículo por el desprecio citado. Quizá Sánchez sí que haya ganado algo. Me refiero a que puede haber sido motivo para que sus ministros y ministras le aplaudan al volver.
El comunicado de Xi Jinping es prudente y no desdice el de Macron, como si que ha hecho con otros en ocasiones supuestamente similares. Ha dicho: China espera una solución política y de negociación. Estamos listos para trabajar junto con Francia con una actitud razonable y dirigida a evitar un empeoramiento de la situación.
Como puede observarse, habla de solución y de evitar una escalada en las hostilidades. Ambos dirigentes, sin renunciar a sus posturas iniciales, optan por cooperar. El contenido del acuerdo lo veremos, a través de los hechos, en los próximos tiempos.
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