Las multitudes han salido a la calle por toda España para protestar contra el Felón, y él, como si lloviera. Despreciando a los manifestantes.
Esa actitud es propia de gente desalmada. Desalmado el PSOE y desalmados todos sus socios de gobierno.
Cuando toda España salió a calle tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, lo que dio lugar al Espíritu de Ermua, Arzalluz, cínicamente, dijo que eso duraría unos días tras los cuales todo volvería a la situación anterior.
Lamentablemente, acertó. Lo malo, con serlo, no fue que se desvaneciera el Espíritu de Ermua, sino que con ello se dio paso al envilecimiento de la población, lo cual ha dado lugar a una serie de catástrofes de todo tipo, también España se ha empobrecido, el daño no ha sido solo moral. Y esas catástrofes han culminado con la llegada del Felón al poder.
Si el personal da como inevitable su gobierno y se conforma, el riesgo es descomunal, porque no solo es incompetente -y si hay dos o tres ministros que saben hacer algo, lo que hacen es el mal-, sino que además es derrochador y pérfido.
Aparte de todo el daño que piensan hacer esos ministros y ministras, profundizando en el envilecimiento social, fomentando el egoísmo y la mala educación, y pervirtiendo a quien se deje, se van a cargar el estado del bienestar. Dicen: ¡queremos una sanidad pública y de calidad! Pero si están gastando todo el dinero en otras cosas, ¿cómo va a haber una sanidad pública de calidad? ¿Es que se creen que el personal sanitario va a trabajar gratis y sus proveedores les van a regalar todo lo que necesiten? Y a la nueva ministra de Sanidad tampoco parece que le guste trabajar -eso puede considerarse como un suerte-. Pues está en juego el sistema de pensiones, del desempleo y la seguridad social.
De modo que hay que salir a la calle a defender la democracia y el estado del bienestar. Hay que echar al Felón. Entre todos, de forma civilizada, que es como decir democrática.
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