Que el papa haya recibido en audiencia al mequetrefe que preside la Generalidad catalana, sabiendo que lo iba a utilizar con fines propagandísticos quizá se deba a que hubiera dinero por en medio. El mequetrefe maneja mucho dinero de los españoles.
El objetivo de la religión es fomentar el amor. Hablo de la religión católica, o cristiana. Toda religión que no acepte la Teoría de Darwin ha de ser considerada como una estafa. Que se otorguen subvenciones a los estafadores es una estafa a los contribuyentes.
El nacionalismo no puede existir sin un enemigo, de modo que si no lo tiene se lo inventa. Evidentemente, necesita fomentar el odio.
Los obispos nacionalistas deberían abandonar la Iglesia y dedicarse a la política. Si no lo hacen y persisten en su nacionalismo engañan y mienten.
El nacionalismo ha servido de pretexto para que surjan grupos terroristas, como Terra Lliure y ETA, que han cometido numerosos y espeluznantes atentado. Ha destruido la convivencia y partido en pedazos muchas familias. Ha arruinado a mucha gente, hundido en el pesimismo a más y sometido a las poblaciones.
¿Qué hacen los obispos bendiciendo todas esas atrocidades? ¿Por qué cuando los nacionalistas empezaban a imponer su ley, aprovechando las ventajas que se les concedieron en la Constitución, no levantaron su voz para frenar eso?
¿Por qué ayudan a que se impongan lenguas a la gente y toleran que se adoctrine a los niños, que es un grandísimo crimen?
En democracia, solo se puede imponer una cosa: el cumplimiento de la ley. Bajo los nacionalismos no puede haber democracia, porque los nacionalistas no aspiran a mejorar la vida de los ciudadanos, sino que su objetivo es llevarlos cual rebaño hacia donde quieren.
Los curas deberían predicar el evangelio, que a todas luces es incompatible con el nacionalismo.
Que se sirvan de excusas y subterfugios para justificar lo que hacen es pecado mortal.
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