domingo, 12 de noviembre de 2023

De Suárez a Sánchez

 

Durante los años 1968 y 1969, el entonces príncipe Juan Carlos y Adolfo Suárez, planificaron la Transición.

Si Franco hubiera querido perpetuar su Régimen habría elegido a otra persona para sucederle. Juan Carlos no habría sabido ni podido gobernar como él.

Torcuato Fernández Miranda eligió para la tarea a Adolfo Suárez. Paralelamente, la policía tenía orden de no ir más allá de cubrir las apariencias con respecto a Felipe González y Alfonso Guerra, que iban haciéndose un cartel entre sus correligionarios. Isidoro, usted algún día será alguien muy importante, le dijo un inspector de policía. Es que con Rodolfo Llopis, Secretario General del PSOE en aquellos momentos, la Transición habría sido imposible. De todos modos, tuvo que ser Santiago Carrillo quien comprendió la situación y los convenció para que aceptaran la oferta que le hizo Adolfo Suárez.

A pesar de que lo tenía todo planificado, la tarea de Adolfo Suárez no era, ni resultó fácil. La pudo llevar a cabo con gran esfuerzo y sacrificio. Fueron muchas las resistencias que tuvo que vencer. Finalmente, lo logró con brillantez. Seguramente, ningún otro político de su tiempo, ni de los han venido después, habría sido capaz de hacer lo mismo.

Finalmente, tuvimos algo que parecía una democracia, aunque pudo y debió haber sido mejor. Hubo una incipiente separación de poderes al principio, que desapareció pronto, y el Fiscal General tampoco fue jamás independiente, aunque algunos de ellos hayan actuado como si lo fueran.

Adolfo Suárez pagó un precio enorme por haber conseguido la democracia y luego arriesgó la vida por defenderla.

Actualmente, la democracia está a punto de desaparecer en España. Sánchez está dispuesto a conseguir aquellos propósitos que tuvo Largo Caballero y que se le esfumaron de entre las manos debido al menosprecio que sentía por quienes se le oponían.

Actualmente, también muchos españoles que apoyan la destrucción de la democracia, bastantes de ellos sin ser conscientes. Y no le hacen caso a Felipe González que trata de evitarlo, pero ya no tiene el prestigio que se le regaló.

Esos libros míos

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