Está muy bien que se hable del futuro de las pensiones, para que la gente que vota en plan forofo de fútbol se dé cuenta de que la cuestión no es que gane este o aquel, sino que quien lo haga no ponga en riesgo lo que ha costado tanto esfuerzo, tanto sacrificio y tanta sangre para conseguirlo.
Joaquín Leguina se centra en la demografía actual y venidera, dependiente esta última de la inmigración y de la capacitación de esta.
El problema hoy en día es otro, y es la ineptitud y fiebre derrochadora de los gobiernos de Sánchez. Este PSOE es capaz de cargarse el estado del bienestar en muy poco tiempo.
Es urgente empezar a disminuir gastos para reducir la enorme deuda en el menor plazo posible y, sin embargo, el camino emprendido va en sentido opuesto, es decir, en aumentar mucho el gasto. La única manera de que la deuda no crezca demasiado consiste en aumentar los impuestos, lo cual hará, inevitablemente, que crezca el paro. El problema es que este gobierno para mantener vivas todas las alianzas, necesita gastar mucho. No tiene en cuenta las necesidades de los ciudadanos, sino las del presidente.
Ni siquiera reduciendo el gasto público a la mitad se puede mantener el estado del bienestar, porque el número de jubilados crece más deprisa que los recursos para pagar las pensiones.
No queda más remedio que reducir la Administración, suprimiendo todo lo que no sea estrictamente necesario para el funcionamiento de la nación.
Y esto es lo que deberían votar los ciudadanos si quieren que sus hijos y sus nietos puedan disfrutar de seguridad social y jubilación.
No hay que hacer caso a los que gritan ‘¡queremos una sanidad pública y de calidad!’, porque eso solo puede darse si hay dinero para pagarla, y quienes ordenan dar esos gritos se lo están gastando todo en cosas sin provecho.
Hay que votar a quienes prometan ahorro recortando gastos.
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