El lema era contra Sánchez, y contra Puigdemont. «No es un presidente, es un delincuente», se ha gritado. Pero es que Sánchez por sí mismo no es nadie. No sabe hacer nada, salvo traicionar y faltar a su palabra. También se le ha llamado traidor. Que lo es. Lo sostiene el PSOE.
En su debate con Feijóo, cuando la fallida investidura de este, se hizo sustituir por un ser simiesco. O sea, que esa es la idea que tiene de sí mismo. La ha confirmado al otorgarle un ministerio. Las condiciones para que Sánchez haga ministro a alguien son: que sea torpe u obsecuente. En la mayoría se dan ambas condiciones. Los podemitas eran maleducados, incompetentes y díscolos, pero es que no tuvo más remedio que ponerlos. Ha sustituido a esos podemitas por otros, iguales en todo salvo que son obedientes.
Dijo Apolonio: Mentir es propio de siervos y decir la verdad, de hombres libres.
Una verdad tras otra dijo Alma Ezcurra, en un memorable discurso, todos los socialistas deberían haber roto el carnet. Hoy en día, cuando los socialistas ya no pueden alardear de superioridad intelectual y moral, como solían hacer, ser socialista es una vergüenza y ser considerado facha por ellos, un honor.
Se suceden las manifestaciones en contra del PSOE en toda España, una tras otra. Gracias al Felón, los españoles han descubierto que hay que defender la democracia, con sus libertades, sus buenos hábitos, la honradez…
Para contrarrestar esto, el melón del Felón, porque además de felón es un melón, ha organizado un acto en IFEMA, sin comprender, el muy ignorante, que eso es una declaración de impotencia. Está dolorido y necesita que unos cuantos sectarios le aplaudan cada vez que les digan que lo hagan.
El único acto de potencia y de señorío que cabe es el de adelantar las elecciones. Pero no es un señor y sí un cobarde.
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