sábado, 17 de febrero de 2024

Bien por Yulia Navalnaya

 

La gente ligera de cascos suele decir ‘este es un héroe de verdad’. Todos los héroes lo son de verdad, y ninguno habría querido serlo, pero las circunstancias les fuerzan a dar lo mejor de sí.

En el caso de Navalny su heroicidad consistió en ponerse al alcance de Putin con la finalidad de que el mundo se tome en serio a este criminal, con el que tantos políticos desalmados hacen tratos.

La viuda de Navalny, Yulia Navalnaya, que está a la altura de quien fue su marido, ha venido a recordar a la gente banal que Putin debe ser juzgado por un Tribunal Internacional de Justicia. Para eso es para lo que su marido se dejó capturar, sabiendo que iba a ser torturado hasta la muerte, por el sátrapa ruso.

Ella levanta la voz con el fin de que el sacrificio de su marido no sea en vano, sabiendo que Putin va a hacer todo lo posible para acallarla, y ya se entiende qué métodos se pueden utilizar para este fin.

La viuda de Navalny está a la altura, pero los demás ciudadanos del mundo, al menos los demócratas, también hemos de estarlo, puesto que él lo hizo por todos, Putin es una amenaza cierta para todas las democracias, no solo para los rusos.

Está demostrado que Putin intenta desestabilizar a todos los países que puede y debería bastar la certeza de que un político ha hecho tratos con él para destituirlo inmediatamente y ponerlo en la lista de gente sospechosa.

Putin es el enemigo público número uno y hay que descubrir quienes son los que de forma pública o disimulada hacen tratos o negocios con él. Hay que apartar a sus cómplices de la vida política de los países democráticos y hay que prohibir definitivamente el comunismo.

El sacrificio de Navalny no debe ser en vano.

Esos libros míos

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