lunes, 26 de febrero de 2024

Consideraciones en torno al atroz incendio

 

En un país civilizado, como queremos que sea España, cuando alguien compra algo, un bote de mermelada, una camisa, una vivienda…, espera que cumpla todos los requisitos legales.

Los ciudadanos pagamos impuestos para que ejércitos de expertos en las distintas materias del negocio humano establezcan las normas necesarias para proteger a los consumidores en todos los casos en que puedan ser protegidos.

Parece ser que el incendio en Valencia se originó en un toldo y es seguro que una vez iniciado el fuego no había más opción que huir a toda prisa. Así, pues, el Estado falló, porque las normas que permitieron la construcción y venta de ese edificio eran defectuosas. Dada esta circunstancia, debe el Estado el que se haga cargo de los daños. Una solución consistiría en edificar dos edificios similares a los siniestrados, pero obviamente con otros materiales, y otro diseño que impida la propagación del fuego. Debería entregar las viviendas a los afectados junto con los enseres que se estime que podían tener en el momento del incendia. Y tendría que indemnizar a los familiares de los fallecidos.

Hecho el boceto, no me extenderé más con este asunto. Pero considero necesario añadir que es necesario procurar que en cualquier finca susceptible de arder, o sea todas, los bomberos, las ambulancias y la policía, tengan preferencia sobre cualquier otro vehículo, es decir, sobre las bicicletas, y puedan llegar fácilmente donde hacen falta. La de los carriles bici es una idea estúpida, por culpa de la cual seguramente ha habido alguna muerte por no poder llegar la ambulancia a tiempo.

Y ahora que vienen las fallas, con los fuegos y los petardos, habría que prohibir el cierre de calles. Antiguamente no se cerraban más que unas pocas y durante cuatro días a lo sumo. Los falleros no tienen derecho a apoderarse de la ciudad y poner en peligro las vidas de muchos.

Esos libros míos

No hay comentarios: