Lo que tanto ansía Sánchez, pasar a la historia, lo tiene asegurado Zapatero, pero no por haber causado tantos perjuicios a los españoles, cuya mera enumeración excedería los límites de este espacio, sino porque figura en algunos libros de Gustavo Bueno.
Si viviera ahora también se ocuparía de Sánchez, de modo que dentro de cien años los lectores que tenga entonces podrían hacerse una idea cabal de él. Porque, al contrario de lo que ocurre con otros engreídos autores de hoy, cabe considerar como probable que este filósofo siga siendo leído entonces.
Zapatero no se dio por aludido en ningún momento, no se dio por enterado, suponiendo que al no entrar en debate con él, lo que iba diciendo, ‘el pensamiento Alicia’, ‘tontiloco’, etcétera, no trascendería. Pues sí que trasciende y el olvidado sería él, sino fuera porque aparece en la obra de Gustavo Bueno.
Además, queda en ridículo todo el PSOE, por haber consentido que alguien tan necio dirija el partido y luego la nación, y queda en peor lugar Sánchez, porque añade a sus ‘méritos’ los del servidor de Maduro.
Difícilmente en el futuro se podrá tomar en serio y lo que causará estupor es que este partido haya tenido tanta importancia en la historia de España.
Basta un detalle para entender que la imbecilidad de Zapatero es superlativa, y que tantos intelectuales de izquierda lo hayan apoyado y hasta defendido o disculpado dice muy poco de ellos. Zapatero no se levantó de la silla al paso de la bandera de Estados Unidos, hecho que pasó desapercibido y que él, al ver que ningún medio se refirió al asunto, telefoneó personalmente para que se fijaran con lo cual consiguió que fuera noticia en todos y que los estadounidenses se enfadaran mucho, con el consiguiente perjuicio para España, cosa esta que no le preocupó.
Con el historial que tiene, si fuera todo lo inteligente que cree que es, aspiraría al olvido. Pero lo tiene imposible.
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