martes, 20 de febrero de 2024

La noche de alegría que pronosticó Zapatero

 

Acertó de lleno, pero no fue él quien la tuvo sino la gran mayoría de los españoles, y me atrevería a decir que de muchos diputados socialistas inclusive. No se atreven a llevarle la contraria a Sánchez, pero están deseando su caída.

Los hay ya que están tomando posiciones para cuando se dé el caso, de esos que están todo el tiempo dando un pasito adelante y otros, que están en plan que sí pero no, sin que nadie pueda saber a qué juegan. No es necesario decir nombres. Son más calculadores que valientes, más teatrales que gentes de palabra.

Zapatero es un bicho, con perdón para los bichos, que se hizo partidario de Sánchez al comprender que la deriva tomada por éste conduce a la catástrofe a España.

Zapatero arruinó de forma definitiva y sin remedio a muchos, provocó una crisis económica brutal, de la que quizá no nos recuperemos nunca, y acabó con las esperanzas de concordia entre los españoles, al sembrar el odio y provocar el desconcierto. Y sonríe siempre, como si nunca hubiera roto un plato, cuando la realidad es que si alguna vez hace algo bien sin querer ha de pedirle perdón a Satanás.

Él, que prometió tanto a los catalanistas, disfruta ahora viendo como pasan sed, los catalanes y los catalanistas, gracias a su bromita de derogar el PHN, añadiendo con una sonrisita, y nunca ya se podrá hacer. Porque las risotadas groseras son propias de Sánchez, que es tan bruto como Puente, mientras que Zapatero es más finolis, más jefe de planta de unos grandes almacenes, los otros dos parecen más mozos de cuadra.

Zapatero siempre está allí en donde pueda causar perjuicios, bien lo saben los desesperados venezolanos, los colombianos que soportan aterrorizados la presidencia de Petro.

El afán actual de Zapatero es destruir al PSOE, porque se le ha presentado la oportunidad.

Bien, pero la noche de alegría no la tuvo él, sino los demás.

Esos libros míos

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