Leí en una columna de prensa, de las de la fachosfera, cuya titularidad no recuerdo, que Bolaños es el ministro más inteligente. Más recientemente, CayetanaAT le recordó que fue el número uno de promoción mientras le daba un repaso antológico. Un sopapo dialéctico tras otro en una serie que acabó al terminarse el tiempo, porque quedaba materia para muchos más.
Se lo dio en su condición de ministro, con lo cual es más grave. Si tuviera vergüenza no habría seguido ni un minuto más en el gobierno.
Si es cierto que tiene esas capacidades intelectuales que se le atribuyen, no las utiliza. Por ejemplo: formando parte del gobierno del Felón, se ha atrevido a decir esto: «la preocupación del Gobierno es que las mentiras puedan construir una sociedad más debilitada y más susceptible a la manipulación. Existe una industria de la mentira, aquella en la que hay quien cree que puede obtener rédito de la desinformación», dando pie a que se rían de él y de todo el gobierno.
Tampoco puede considerarse como inteligente el hecho de formar parte de un gobierno cuyo presidente, puesto que no le han abierto la cabeza, se permite el lujo de decir esta barbaridad: «Como todo el mundo sabe, el independentismo catalán no es terrorismo. No lo es, y por tanto, con este proyecto de ley yo estoy convencido y así al final lo van a concluir los tribunales, que van a estar todos los independentistas catalanes amnistiados porque no son terroristas».
Todo el mundo sabe, dice el memo. ¿Quién es todo el mundo? Los perjudicados por esos indeseables, o sea, todos los españoles que no han perdido la lucidez están más de acuerdo con el juez que con ese felón del que no se fían ni los beneficiarios de la ley.
Si Bolaños tuviera talento, o utilizara el que le suponen, comprendería que debe abandonar toda esperanza.
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