El valor de una persona se mide por el que da a su palabra, y la de Pedro Almodóvar vale tanto como la de Pedro Sánchez, es decir: nada.
Este cineasta, como todos los de la zeja, deberían disculparse por haber apoyado en su día a Zapatero, que tan nefasto fue. Por su culpa, tuvieron que cerrar definitivamente que habían estado funcionando bien durante decenios, España sufrió una crisis inmobiliaria brutal, debido a la estupidez zapateril, se perdieron decenas de miles de empleos, se cerraron cientos de sucursales bancarias, aumentaron considerablemente el número de depresiones y de suicidios, y ahí está ahora este grupo de personajes nefastos apoyando al más nefasto aún Pedro Sánchez, porque ellos, aparte de pedir dinero al Estado, como si a los contribuyentes no les hubiera costado ganarlo, saben hacer algo, una película, buena o mala, cantar una canción, pero él no sabe hacer nada, ha llegado a la presidencia del gobierno por guaperas.
Lo que dice Pedro Almodóvar no se lo cree nadie. Ni él. Seguramente, se siente orgulloso de tener una cara tan dura. Además, sabe que los panfletos están dispuestos a difundir y magnificar cualquier cosa que diga en contra de esa fachosfera que dicho sea de paso está a reventar.
Hace mucho tiempo ya que Luis García Berlanga, que era mucho más sensato y consecuente, dijo que el cine debería depender del ministerio de Industria y no del de Cultura. Solo la estupidez de los distintos presidentes del gobierno habido desde entonces ha permitido que no se lleve a cabo el cambio. ¿Por qué no se tiene en cuenta a los que saben y, en cambio, se atiende a los desvergonzados? ,
Hubo otro que también habló muy claramente siempre sobre el particular: Arturo Fernández, puesto que afirmaba que jamás había recibido un céntimo de las subvenciones, sino que vivía de lo que recaudaba en las taquillas. No es necesario añadir nada más.
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