Cualquier obra que se pone en el mercado es susceptible de ser criticada y hay que contar con ello de antemano.
Cuestión distinta es que la crítica en lugar de centrarse en la calidad resulta ser ideológica, porque entonces ya se entra en el campo del amedrentamiento, del acoso al disidente.
En el caso de esta película se la acusa de antiabortista. ¿Y qué si lo es?
Se está intentando inculcar la idea de que el aborto es un derecho, lo cual es totalmente infundado, como han sabido demostrar muchos grandes pensadores. Esa idea fomenta el egoísmo y, por tanto, la insolidaridad.
El ser concebido no tiene ninguna culpa de ello, pero una vez que se ha dado el caso tiene derecho a intentar su aventura en la vida, aunque para ello necesita la ayuda de sus padres, sin los cuales le resultaría. La madre que frustra esa vida que ella misma ha concebido, traiciona a ese hijo o hija que no tenía más remedio que confiar en ella. Una sociedad que fomenta el egoísmo y la traición no tiene buen porvenir.
Dicen que las señoras que han tomado la decisión legítima de abortar pueden sentirse afectadas por algunas de las imágenes de la película. Eso es lo mismo que reconocer que pueden darse cuenta de que la decisión que tomaron no fue acertada y arrepentirse por haber abortado. Pues de eso se trata. Si hay tanta seguridad en que el aborto es un derecho, que promuevan películas como esta, a ver qué ocurre.
Hoy en día hay suficientes métodos anticonceptivos como para que el aborto pase a ser una excepción para casos extremos.
Cuando la ideología se impone al pensamiento, el siguiente paso es la dictadura. Si para ser de izquierdas hay que ser abortista, es que la izquierda ha renunciado a la democracia. El caso es que ese pensamiento tan absurdo, también ha penetrado, de la mano de un falso feminismo, en sectores de la derecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario