lunes, 17 de octubre de 2022

Trujillo, exministra de Vivienda

 

Ni Zapatero ni Trujillo muestran ningún pesar por haber llevado a tanta gente a la ruina, por la catástrofe económica que se derivó de su impericia y de su cara dura.

Rajoy luego actuó cobardemente al no atreverse a llevar a cabo lo que habría correcto, o sea, reducir la Administración todo lo que fuera posible, camino que ya han emprendido países cercanos y que no habrá más remedio que hacer en España más pronto que tarde. Cargó la crisis sobre las espaldas de los más indefensos.

Trujillo pasó por encima de los afectados. Ya había estallado la burbuja inmobiliaria y continuaba negando que pudiera ocurrir y animando a construir y comprar viviendas.

En la actualidad sigue pasando por encima de todos, pisoteando la verdad, derechos legítimos, ilusiones fundadas en la razón.

La ONU siempre ha dado la razón a los saharauis. Fueron traicionados mediante la Marcha Verde y todos los implicados en su preparación y desarrollo son unos sinvergüenzas, por usar un adjetivo suave. El propio representante de la ONU se lo llegó a decir con estas palabras: ustedes tienen razón, pero no tienen fuerza para defenderla. De modo que hay que volver a utilizar el adjetivo anterior relativo a la falta de vergüenza para todos aquellos que se alinean con el rey marroquí. Y ahí está esta Trujillo, pero no sólo ella. Un espíritu noble siempre ha de estar de parte de quien tiene razón.

El otro charco inmundo en el que se ha metido esta señora, apelativo que uso de forma retórica, porque en puridad no se le puede aplicar, es el correspondiente a Ceuta y Melilla. Son ciudades muy anteriores a la formación de Marruecos. Toda esta gente que ha nacido y vivido en estas ciudades antes de que existiera Marruecos, y ha sido enterrado y tenido descendientes allí merece respeto, concepto este que desconocen los sinvergüenzas, llámense Mohamed, Hasán, Trujillo o Perico de los Palotes.

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