Urgen a Sánchez a que reedite los Pactos de la Moncloa, algo que no puede ser y además es imposible. Lo único que se puede hacer con Sánchez es ponerle una camisa de fuerza. Jamás pactará con el PP, es superior a sus fuerzas. Si fuera con Otegui o Chapote otro gallo nos cantaría.
Aparte de eso, González culpa al PP de no renovar el CGPJ, obviando que si él no lo hubiera colonizado, después de arrebatarle su independencia ahora no existiría ese problema y nos habríamos ahorrado muchos males, entre otros la impunidad en la que se mueve la ETA, con tantos atentados por resolver y tantos homenajes a terroristas y todas las aventuras que se les han ocurrido a los sediciosos catalanes. Si se hubiera dado la independencia judicial, esos habrían tenido mucho cuidado. Tampoco tendríamos a los comunistas en el gobierno. Así que está bien que González, que no es tan torpe como Sánchez, se dé cuenta de lo que no se nos viene encima, pero ni se le ocurre reconocer su enorme culpa, ni comprende que con Sánchez no valen palabras ni recomendaciones. ¡Hay que quitarlo! Es la única solución.
De Rajoy también se conoce su cobardía. En los últimos años de Zapatero las empresas tuvieron reducir plantillas y suprimir sucursales, las que tenían. Sin embargo, la Administración crecía y crecía, cargando más las espaldas de los trabajadores que no habían ido al paro.
Al asumir la presidencia, Rajoy debió haber reducido la Administración, del mismo modo que habían hecho las empresas, cerrando todos los chiringuitos innecesarios y todas las televisiones regionales. De hecho, Alberto Fabra, del PP, cerró la valenciana. Sin embargo, como buen cobarde, optó por lo fácil: cargar el peso de la crisis a quienes no tenían escapatoria. Que además hubiera devuelto la independencia a los jueces habría sido una heroicidad, conociendo al personaje.
Con Sánchez no hay nada que hacer y consentir que continúe es una traición a quienes creyeron en el socialismo y a todos los españoles.
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