Vicente Blasco Ibáñez los entendió bien, como demostró con el artículo ‘La lepra catalanista’. El catalanismo hace daño allá donde se instala. Es, efectivamente, como la lepra.
Baldoví es un catalanista que no dice más que bobadas, aupado a la popularidad por los panfletos catalanistas o de extrema izquierda, algunos de los cuales tuvieron calidad en otros tiempos.
La cuestión es la siguiente: a esto: Feijóo: "Cuando un hijo dice que el que más quiere a su padre es él, el resto de la familia no debe consentirlo. Porque a un padre y a una madre, lo quieren sus hijos y nadie de la familia tiene derecho a excluir a una parte de los hijos, en contra de sus padres", Baldoví (que creo que es maestro, o sea, que pobres de sus alumnos si estuviera dando clase) ha respondido así: Joan Baldoví ;) @joanbaldovi Menudo des-madre.
Le aplauden la extrema izquierda y los catalanistas, gentes que al ser el odio y el resentimiento los motores de sus vidas, no pueden comprender los fundamentos del amor. Un hijo no debe decir que de entre todos los hermanos es el que más quiere a sus padres, porque con ello excluye a los demás.
Valencia ha dado personajes grandiosos, como el citado Blasco Ibáñez, José Romeu y Parras (el héroe Romeu), Luis Vives, Rafael Guastavino, por citar sólo a unos pocos de una larga lista en la que sus componentes han intentado procurar el bien a sus semejantes y su empeño no ha sido baldío.
Pero también ha dado otros tipos menores, de índole egoísta, que han pensado o piensan únicamente en su propio provecho y para conseguirlo no tienen reparos en traicionar a sus conciudadanos. Gentes como Fuster, Baldoví, Climent, Oltra, Puig, que apoyados y publicitados por los secesionistas catalanes han adquirido un rango que nunca habrían podido lograr de actuar limpiamente. Son personas negativas. Hacen el mal a sabiendas.
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