Ante la falta de argumentos, un nutrido grupo de estudiantes, escenificación estudiada previamente, abandonó la mesa redonda en la que se iba a debatir la cuestión. Con ello pretendían disimular o esconder la debilidad de su pensamientos.
Ocurrió en la Facultad de Derecho de Harvard. El debate había sido organizado por Harvard Law Studens for Life.
Por su parte, los dos ponentes eran conscientes de la potencia de sus razones, seguros de que con ellas podían vencer en el debate a quien se les pusiera. La cuestión, el lector lo habrá adivinado ya, se centraba en el aborto. Es un asunto claro. Cualquiera puede ver en la internet lo dicho por los defensores del aborto y sus contrarios y comprobar que la calidad argumental de los segundos es infinitamente superior. La única estrategia que puede dar la victoria consiste en tener más adeptos que los sus oponentes. Es decir, la fuerza contra la razón. Ese fue el motivo por el que se negaron a debatir y simularon hacerlo por estar enojados y no por escapar a una derrota segura.
Resulta curioso que quienes se burlan de los dogmas de la Iglesia, recurran a establecer los suyos propios, estos sin justificación, porque los otros datan de un tiempo en que fue comprensible.
Por mi parte, también soy de la opinión de que los dogmas religiosos están de más y estoy convencido de que acabarán por desaparecer, pero no me burlo.
En el caso del movimiento, o lo que sea, woke, sus dogmas ponen de manifiesto que está condenado a desaparecer, porque si sus componentes se muestran incapaces de convencer, sólo pueden atraer a gentes de mentalidad débil o enfermiza. O a jóvenes que un momento se sienten atraídos por seguir la moda, pero que luego, según vayan adquiriendo responsabilidades, van a preferir ideas más consistentes y defendibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario