domingo, 30 de octubre de 2022

Twitter en manos de Elon Musk

 

En principio es muy buena noticia, porque hasta el momento quienes dirigían esta red social lo hacían con notoria arbitrariedad. Ahora bien, cabe esperar que Elon Musk también sienta esa tentación y ya veremos si logra controlarla.

Aparte de eso, tampoco se pueden esperar milagros. A una social accede personal de todo tipo, desde personas de gran calidad y educación esmerada hasta otras que no tienen ni idea de lo que es la educación, como es el caso de los podemitas y similares, rufianes y tal, cuya calidad viene a ser la de Echenique u Otegui. Lógicamente, abundan más estos que aquellos. No se pueden poner personas ni algoritmos a controlar los desmanes, porque el resultado es peor.

Quien acceda a la red ha de saber dónde se mete y bastante es que no se vea en desventaja frente a otros, como ocurría hasta el momento.

La primera norma a tener en cuenta por los usuarios es que no ofende quien quiere, sino quien puede. No hay que hacer caso a las ofensas en la red y si quien las hace actúa con pseudónimo todavía menos. Hay que tener la mente fría y actuar con sensatez. En este medio no cabe la pasión.

La segunda cuestión que conviene tener presente es que la izquierda serena y democrática ha sido apartada, anulada y catalogada como facha. Lo que queda es ruido y furia. Los que actúan en ella saben que tienen el debate perdido, porque las cosas que promueven no tienen defensa posible. Las imponen como dogmas y excomulgan (consideran enemigos) a quienes no las aceptan. Se sirven de soniquetes que repiten una y otra vez y sus votantes se los suelen creer, aunque no resisten ni el más ligero análisis. Hay que considerar esto por si merece la pena o no enfrentarse a ellos en la red.

Hay sediciosos, comunistas y terroristas dando lecciones de democracia. Su descaro es absoluto.

Esos libros míos

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