Un tipo que fue condenado por etarra, del que Rupérez sostiene que participó en su secuestro y se sospecha que pudo haber participado en uno o más de los atentados que quedan por resolver y en una entrevista, que jamás debió hacerse, en la televisión española dijo «quizá hicimos más daño del que teníamos derecho a hacer», está muy cerca de la oligofrenia, si es que no está de lleno en ella.
Pero no acaban ahí las torpezas, cada vez que habla da motivos para que tenga que dimitir Sánchez, por apoyarse en él para gobernar, lo que ocurre es que el envilecimiento social es grande, como se viene demostrando con él y con otros, y se le pasa por alto. Pero el partido no está acabado y esa es otra de las muestras de torpeza del tal Otegui, porque da por ganado el partido cuando no está ni en la mitad de la primera parte, como demuestra la eficacia del eslogan «que te vote Chapote».
Al integrar terroristas en las listas electorales, en claro desafío a la sociedad, ya se lo ha puesto francamente difícil a Sánchez. La ley de Irene Montero ya fue la gota que colmó el vaso de los votantes socialistas y ahora esta otra ha llenado de pánico a los barones socialistas.
Ni el PP ni Vox parecen dispuestos a desaprovechar la ocasión. Borja Sémper, por su parte, se habrá arrepentido de sus animaladas y Feijóo se habrá arrepentido de darle un cargo a Borja Sémper.
Ayuso no tiene problemas. Ha dicho: «La ley de Bienestar Animal está pensada para gente como él», refiriéndose a Otegui. Dos pájaros de un tiro, porque Bildu y Podemos, Otegui y Belarra, están a la misma altura moral e intelectual.
Otegui y Sánchez van a ser los protagonistas de la campaña electoral y eso es bueno. Que se vea la mugre induce a tener ganas de hacer limpieza.
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