Resulta curioso que este partido político que fue fundado para combatir, con las reglas de la democracia, al catalanismo, vaya a servir en los que parecen ser sus últimos o penúltimos estertores para proporcionarle un balón de oxígeno.
Porque aunque el objetivo de muchos españoles es propinarle un sonoro revés al sanchismo, también se da la posibilidad de hacer recular al catalanismo. Tampoco conviene perder de vista que el segundo de los males es mucho peor que el primero, por la sencilla razón de que éste desaparecerá cuando Sánchez tenga que dejar la política. A partir de ese momento el PSOE, primero con timidez y luego ya de forma descarada y ostentosa comenzará a sacudirse el polvo, a limpiar meticulosamente todos los rincones del partido en los que pueda haber restos de sanchismo.
El catalanismo, es como un virus altamente contagioso que lleva mucho tiempo enfermando a la sociedad y lo seguirá haciendo durante bastante más. Por eso es urgente quitarle poder, reducir su eficacia, intentar que retroceda, ya que no se le puede erradicar.
Es curioso que haya periodistas que cataloguen a Compromís como valencianistas, cuando son catalanistas y de los peores. Oltra, Ribò, Baldovì, odian todo lo valenciano. Se oponen a cualquier cosa que pueda beneficiar a Valencia.
Es improbable que Ciudadanos logre un solo escaño, pero los votos que consiga pueden ser los que sirvan para que los catalanistas sigan en el poder y dediquen el dinero de los valencianos a fomentar el engendro de Pompeyo Fabra, en lugar de destinarlo a la sanidad. Pero lo peor de los catalanistas es el adoctrinamiento, sobre todo de los niños. Eso es criminal. Debería estar rigurosamente prohibido.
El catalanismo también está haciendo mucho daño en Cataluña y Baleares e igualmente en esos lugares el papel de Ciudadanos puede ser el mismo, el de quitar fuerza a los partidos constitucionalistas.
Hay que comprender que la situación es crítica y en estos momentos lo que interesa es erradicar el sanchismo y debilitar al catalanismo.
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