miércoles, 3 de mayo de 2023

Ridículo de #lopaís

 

Hemos llegado al punto en que los medios, hablando en general, aunque reconociendo que hay excepciones, han renunciado a su tarea de informar para convertirse en órganos de propaganda.

Para ello cuentan también con el masoquismo de los lectores, porque leer algo a sabiendas de que es mentira no es propio de gente sana.

Un lector adulto quiere que le informen, no que le cuenten cosas que le gustaría leer.

El caso es que el pobre Bolaños ha organizado un grotesco espectáculo con la única intención de hacerle la pelota a su jefe. Se da cuenta de que Sánchez odia a Ayuso, la envidia, quisiera acabar con su carrera política, le pone trampas, le lanza infundios…, y ella siempre sale triunfante de todo esto, porque sabe cuál es exactamente su papel, cuáles son sus límites y cuáles sus prerrogativas.

Así que el pobre Bolaños, aun sabiendo que se iba a dar un castañazo, porque Ayuso ni se arruga, ni se deja tomar el pelo, ha organizado su función, para que el jefe vea cuánto lo quiere y le conceda el premio de dedicarle una sonrisa agradecida. Se ha dado el morrón previsto, ha hecho el ridículo ante todos los seres adultos, y los más infantiles han querido ver las cosas al revés.

Los panfletos de la izquierda, con #lopaís a la cabeza, han querido imponer un relato ficticio que no tiene nada que ver con la realidad de los hechos. Muchos de esos panfletos ya mostraron desde el primer día en que vieron la luz su propensión a la mentira y al invento, pero #lopaís tuvo ínfulas, quiso ser la Biblia en español, un medio respetable y capaz de influir en la opinión pública, por tener la consideración de fiable. Pues ya no. Quienes escriben en este medio, quizá porque tienen contrato por cierto plazo, deben de estar avergonzados de que su nombre aparezca en sus páginas.

                                 Esos libros míos

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